CITAS Y AFORISMOS
"Es una experiencia verdaderamente fascinante, te olvidas de todo, de todas las preocupaciones, de todos los problemas, toda tu atención se centra en no caerte, es un deporte en el que interviene todo el cuerpo. Produce una enorme sensación de libertad sentirse tan cerca de las rocas, de la naturaleza, de las montañas, cuando alcanzas la cima sientes tal felicidad que quieres volver a experimentar esa sensación lo más a menudo posible".
Leni Riefenstahl

viernes, 22 de octubre de 2010

- IV CONCURSO INTERNACIONAL DE FOTOGRAFÍA DIGITAL DE MONTAÑA.

IV CONCURSO INTERNACIONAL DE FOTOGRAFÍA DIGITAL DE MONTAÑA "Memorial Agustí Torrents i Barrachina"

miércoles, 20 de octubre de 2010

- CAMPAMENTO IDENTITARIO

Los días 2 y 3 de octubre tuvo lugar este primer campamento identitario en el que se han dado cita y han colaborado diversas agrupaciones del ámbito territorial de la Comunidad Valenciana, tales como la Asociación Pensamiento y Acción Ecologista (PAE), Asociación Cultural Tierra y Pueblo, miembros de Zona Cero (Castellón), Editorial Camzo, así como demás compañeros que ha titulo personal han contribuido en la organización y el desarrollo de estas jornadas.

Han participado en total sobre una treintena de personas, contando que algunos asistían con su pareja y niños, ya que se ha pretendido crear un ambiente de comunidad popular, abriéndonos a la participación de todas las edades. Este evento no es más que el comienzo de un sinfín de actividades a desarrollar por nuestra comunidad popular identitaria.

En un paraje cercano a la localidad de Moixent, se instaló el campamento. En la primera jornada siguiendo con la programación de actividades, y después de recibir a los asistentes, se inició un ascenso en ruta de senderismo hacia la cumbre donde se hallan las ruinas del castillo de la localidad de Vallada.

Posteriormente algunos decidieron prolongar la ruta, y prosiguieron hasta alcanzar el conocido peñón del águila, desde donde disfrutamos de unas magníficas vistas del interior de la comarca valenciana de la Costera.

En la bajada de la montaña nos desviamos para visitar la “sima del sumidero”, considerada una de las cavidades mas profundas del planeta, y a la que accedimos mínimamente hasta donde pudimos. Finalizamos la ruta de senderismo regresando para comer en los merenderos de la ermita de Vallada.

Por la tarde realizamos una visita guiada por los organizadores al castillo de Montesa, sede de la orden de caballería homónima, heredera de la Orden del Temple.

Tras estas actividades se procedió a establecer el campamento en un paraje cercano al yacimiento ibero de La Bastida de les Alcusses.

Ya entrada la noche tuvo lugar una magnifica cena de hermandad entre todos los asistentes. Tras la cena y como colofón a una jornada repleta de actividades nos amenizo el representante de la editorial CAMZO con una presentación de los últimos títulos publicados.

Al día siguiente, a primera hora de la mañana, los más pequeños se dedicaron a recrear a través de juegos y actividades un pequeño campamento vikingo. Incluida una sesión de tiro con arco organizada por los camaradas de Zona Cero.

A continuación iniciamos una ascensión a la montaña para dirigirnos a visitar el yacimiento arqueológico de la Bastida. Tras una marcha que se prolongo unos 7 u 8 kilómetros más de lo que habíamos pensado, los más valientes llegaron al punto convenido, donde un guía local les introdujo en la historia, usos y costumbres de nuestros antepasados íberos.

Finalmente concluimos las jornadas con una comida típica (paella) despidiéndonos hasta la próxima.
Desde estas líneas animamos a todos los colectivos Identitarios a colaborar entre nosotros y participar de todas las actividades que realicen estos grupos para formar una verdadera comunidad popular.

Si hay Voluntad hay un Camino.

martes, 19 de octubre de 2010

- LA MUVRA. Excursión al Santuario de Machaby y Tette la Cou.




- IN MEMORIAM - HOMENAJE A EMILIO COMICI.


El Gruppo Escursionistico La Muvra, rinde homenaje al grande alpinista italiano Emilio Comici, a los 70 años de su desaparición.

“...concibo la escalada sobretodo como un arte. Como por ejemplo la danza o, si se prefiere, el arte de tocar el violín. Porque si se tiene dominio absoluto de la técnica, puedes fácilmente dar un sentido expresivo a tus sentimientos, como con la música y la danza. Durante los pasajes más difíciles me abandono completamente buscando la sensación de vivir en la roca, y que la roca viva en mi”.

"...cuando escalo en solitario miro siempre hacia abajo para inebriarme de la sensación del vacío, y canto de alegría. Si no tengo aliento para cantar, porque un pasaje difícil me lo sófoca, entonces el canto continúa en mi interior..."

domingo, 17 de octubre de 2010

- MONTAÑAS, LA UNIÓN DE LA NATURALEZA Y LA DIVINIDAD (Mitos y leyendas de Cantabria)













Continuando por el sendero de la tradición mitológica de nuestra región, nos encontramos con que la naturaleza fue el elemento más venerado. Tras conocer el sol y la luna ahora es el momento de descubrir la divinización de la naturaleza, todavía más cercana al hombre. La naturaleza nos ofrece un espectáculo tan majestuoso que continuamente ha sorprendido al hombre, y no sólo en épocas remotas sino que también hoy día nos vemos maravillados por el mundo natural que nos circunda. Las montañas, esas grandes moles que rodean nuestra región, los montes, las colinas, los picos y en general toda la cordillera han admirado a nuestras gentes, han sido su refugio, su lugar de recogimiento, en ellas acechaban peligros y bondades. No pocas leyendas se sitúan en las montañas de nuestra región. Si bien es cierto que son innumerables los pueblos que han adorado a las montañas, en nuestra tierra, La Montaña, esta veneración ha sido y es más acusada si cabe. Con sólo echar un vistazo alrededor de Cantabria no encontraremos con montañas sin fin que se encadenan en un verdadero alarde de magnificencia.
El propio nombre de nuestra región nos acerca a la montaña, pues la palabra Cantabria procede de la raíz de origen céltico cant-. Un autor como Echegaray ve en este nombre la raíz iliria *cant-, que también podemos atestiguar en otras de las lenguas de origen celta, significando “roca”, “montaña”. En el sufijo «-abr-» lee “habitante de”. Así pues Cantabria tendría como significado “los habitantes de la montaña o montañeses”. Esta denominación lingüística se corresponde perfectamente con la terminología con la que se conoce a los habitantes de la región, montañeses en su tierra, La Montaña.
En un primer momento fueron las propias montañas como tales el objeto de culto, el poder que infundían en las gentes era significativo y en muchos aspectos pervive hoy día. Las montañas eran quienes protegían el estilo de vida de los cántabros, fueron ellas las que provocaron en gran medida un cierto aislamiento de este pueblo, lo que causó un particular estilo de vida. Conocido es que los castros de este pueblo tuvieron como emplazamiento la parte alta de las colinas y montañas, en parte para la protección pero también con un sentido religioso. Ya legendario es que los cántabros consideraban que las aguas del mar llegarían a lo alto de los Picos de Europa antes que caer derrotados por un Imperio como el romano, sin embargo, así es la historia, de casi nada se puede decir nunca o siempre.
Pocos lugares eran más apropiados para rendir culto a las divinidades que aquel que físicamente se acercaba más a dioses como el sol y la luna o cualquier otra divinidad celeste. Los picos y montañas constituyeron verdaderos santuarios naturales en los que realizar diferentes rituales.
¿Pero cuáles son algunas de las montañas en las que podemos encontrar esta veneración? Aunque son muy numerosas nos limitaremos a comentar algunas de las más destacadas, y cuya advocación ha transcendido en el tiempo y ha llegado hasta nuestros días. Algunas montañas llevan en su propio nombre una clara referencia a la sacralidad de sus piedras, ejemplos como Peña Sagra, Peña Santa o Moza-gro, indican que han sido considerados lugares de culto desde la antigüedad más remota. Es extraño no encontrar en cada valle una montaña o pico en el que tradicionalmente no se realice una procesión o una marcha ritual.
El pico Dobra constituye uno de los lugares sagrados más importantes de la comarca del Besaya, su nombre nos remite a una extendida raíz céltica, pero lo que más nos interesa es que fue un lugar en donde se rindió culto a los dioses, muy posiblemente en un principio a la propia montaña y posteriormente a divinidades con nombre propio. Fue en este pico en donde se halló una de las aras más importantes para el estudio de nuestro pueblo, el ara al dios Erudino, uno de los pocos testimonios que conocemos con el nombre indígena. De la lectura de este ara extraemos la fecha de su realización o colocación, aunque no hay unanimidad en la datación, la interpretación más extendida la sitúa entorno al 399 después de J.C., lo que sería verdaderamente revelador al contemplar que el rito pagano se extendió en el tiempo mucho más allá de la implantación del cristianismo en el Imperio Romano.
El pico Jano, nombre que se asocia a una divinidad indoeuropea, indica su importante papel religioso. Este pico no está exento de leyenda, tradición y mito, pero es tan apasionante que le dedicaremos tanto al dios como a la montaña una edición concreta.
Son numerosos los topónimos que poseen la raíz cant- o cand- referidos a montañas o lugares elevados, no sólo en Cantabria sino fundamentalmente en todo el norte peninsular. Candina y Candiano son algunos ejemplos, estas palabra se asocian a blanco, brillante, lo cual no parecería nada particular de no ser porque conocemos la divinidad indígena conocida como Júpiter Candamo. La unión de Júpiter y Candamo parece que pudiera traducirse por “Júpiter luminosísimo”. Esta divinidad superior recibía culto en lo alto de las montañas, al ser el lugar más próximo a una divinidad celeste y suprema.
Pero las montañas no han sido un lugar sacro únicamente durante la antigüedad. A lo largo de los tiempos el culto se ha ido transformando, pero el lugar se ha mantenido. Templos, ermitas e iglesias han sido establecidas en las colinas, las montañas e incluso los picos en todas las épocas. Aún hoy son numerosas las procesiones que tienen como destino las montañas. ¿Quién no ha visto las numerosas ermitas en zonas casi inaccesibles y de difícil acercamiento? Las muchas cruces que hoy día se encuentran en los picos no son una iniciativa decorativa y carente de una alta carga de simbolismo religioso. Las religiones cambian, pero el lugar de culto permanece. Desde la Ermita de la Virgen de la Luz hasta el templo romano del alto de Julióbriga no existe una mentalidad tan distante, pertenecen a mundos y épocas diferentes pero no radicalmente opuestas. Lo básico siempre permanece.
Juan Carlos Cabria

miércoles, 13 de octubre de 2010

- LA MUVRA-DIVISIÓN ESCALADA

Curso teórico y práctico de escalada deportiva.
Domingo 17 de octubre.
Más información:

domingo, 10 de octubre de 2010

- GRABADOS DE EDWARD WHYMPER

El Cervino (Matterhorn) fue la última de las montañas principales de los Alpes en ser escalada, no sólo por su dificultad técnica, sino también por el respeto que inspiró durante muchos años. Las primeras tentativas serias de escalada comenzaron alrededor de 1858, especialmente por parte de expediciones italianas, aunque a pesar de las apariencias, las rutas meridionales ofrecen una mayor complejidad, por lo que numerosas cordadas tuvieron que desistir en sucesivos intentos.

En 1860, un joven grabador londinense recibe el encargo de ilustrar un libro sobre los Alpes. Viaja a Suiza y en Zermatt ve por primera vez el monte Cervino, (Matterhorn) una perfecta pirámide de roca que se eleva en el confín entre Suiza e Italia, y cuya cumbre en aquel momento todavía permance inescalada. El encuentro con la impresionante montaña cambiará el rumbo de su vida: a partir de este momento Edward Whymper emprende una lucha por conquistar la inaccesible cima.

Whymper escala intensamente en los Alpes, consiguiendo numerosas primeras ascensiones a algunos de los picos emblemáticos: Pointe des Ecrins, Dent Blanche o Aiguille Verte. Así Whymper se convierte en uno de los mejores alpinistas de su época, predestinado a cambiar el rumbo de la historia del montañismo.

Después de numerosos intentos, el 14 de julio de 1865, una cordada de formada por Edward Whymper, Charles Hudson, Lord Francis Douglas, Douglas Hadow, Michel Croz y Peter Taugwalder culminó la cumbre por primera vez abriendo en su totalidad la conocida vía Hörnli, desde la vertiente suiza. La narración de tales intentos constituye la mayor parte de su libro Escaladas en los Alpes, publicado en 1871 e ilustrado por él mismo.

El descenso acabó en tragedia con la muerte de cuatro de los integrantes de la cordada. Lamentablemente, la gran victoria se ve empañada por un trágico accidente: durante el descenso un desafortunado resbalón desemboca en la rotura de una cuerda y cuatro hombres se precipitan al abismo de la temible cara norte. Whymper y dos guías escapan milagrosamente a la muerte.
Tres días más tarde, el 17 de julio, una cordada conducida por Jean-Antoine Carrel alcanzó la cumbre por la vertiente italiana.

Algunos años más tarde organizó una expedición a los Andes del Ecuador, y ascendió por primera vez al Chimborazo (6310 m.) y a otros importantes picos. Dejó el relato de esta nueva empresa en Viajes por los Grandes Andes del Ecuador (1892). Llevó a cabo una última expedición a las Montañas Rocosas del Canadá (1901-1905).

Consultar la página de Arte y montaña, actualizada con los
grabados de Edward Whymper.

viernes, 8 de octubre de 2010

- EL VIAJE


Nunca en la historia de la humanidad se ha conocido el constante trajín actual de individuos que sola o colectivamente se ha desplazado voluntariamente por el medio geográfico.
A lo largo de los tiempos hemos visto que a causa de cambios climáticos, guerras, hambrunas, catástrofes naturales, etc. Grupos humanos han sido impelidos a trasladarse en busca de horizontes que asegurasen su subsistencia, todos ellos lo hacían pues de una manera forzosa.
Estos apuntes van dirigidos a realizar un breve análisis de la forma actual de entender el viaje y como, modestamente, entendemos podríamos darle una perspectiva diferente.
Desde el principio de nuestra creación estamos moviéndonos continuamente, viajando, el viaje de la concepción, el viaje del nacimiento, a través de la vida, más allá de la muerte. El movimiento es una fuerza natural de la vida, un instinto básico, necesitamos movernos, explorar, satisfacer nuestra curiosidad, requerimos el estímulo y la inspiración que proporciona el viaje.
Ya de niños alimentamos nuestras aspiraciones de viajar, a través de la literatura o del cine, lugares misteriosos y lejanos cautivan nuestra mente, viajamos con nuestra cabeza y nuestro corazón antes de conocer el lugar soñado físicamente y así poder vivir lo imaginado.
Viajamos por muchos motivos, para escapar del tedio cotidiano, para descansar, por prestigio social, para hacer negocios, para conocer gente, para aprender un idioma, porque lo hacen todos.... pero también lo hacemos para buscar el verdadero sentido de la aventura, para reflexionar, para cumplir con un peregrinaje religioso o espiritual, para descubrir nuestras raíces, para escalar una montaña, para tener la sensación de dirección, para probarnos....
Entonces nos libramos de todas las razones para no ir. Dinero. Familia. Trabajo. Carrera. Obligaciones y responsabilidades, ya no vale poner excusas, el impulso de nuestra inminente partida se intensifica y nos rendimos ante la frontera buscada, viajamos hacía nuestras posibilidades, hacía nuestras potencialidades, abandonamos lo cotidiano, vamos allí donde nos conmovemos más profundamente; el océano, el desierto, las montañas, el camino.
Es entonces cuando nos inspeccionamos, nos cuestionamos, miramos nuestro interior después de mirar hacía el exterior y así descubrimos la fortaleza, la belleza, la alegría, la perspectiva, porque hemos cambiado sin saberlo nuestra forma de pensar, hemos confrontado nuestros valores y creencias y reconsideramos ciertas opiniones antes inamovibles.
Solos o con amigos, llamémonos como nos llamemos, somos viajeros, aventureros, turistas, veraneantes, mochileros, vagamundos, peregrinos...
Así pues, consideramos en principio todo viaje de un modo positivo, pero pensamos que se puede cambiar el horizonte del mismo más allá del modo imperante, en su mayoría, de casi todas las formas masivas de viaje dirigidas por un sistema al que lo único que le interesa es el beneficio económico y la alienación del individuo. Por tanto frente al viaje de corte consumista y ocioso se debería buscar aquel que aporte beneficios tangibles al viajero ya sean espirituales o formativos.
Frente a los paquetes turísticos de los hoy en día eufemísticamente llamados Parques Temáticos (ayer meramente parques de atracciones) donde nuestros hijos se van a ver inmersos en un mundo irreal y de pastel, debemos reivindicar para ellos la pertenencia a los todavía existentes grupos escultistas o meramente excursionistas donde van a conocer la integración en el grupo y la naturaleza de una manera real y directa.
Frente a los paquetes multiaventuras y de deportes de riesgo que nos conducen a un frenesí, a veces peligroso y de excitación que conlleva una actuación en lo espiritual de carácter descendente reivindicar la conquista de la montaña o la mera contemplación de la naturaleza que nos abre un camino de sacrificio y verticalidad espiritual.
Frente al abúlico sistema de sol y playa que nos abandona a un estado perezoso de merendero, tumbona y siesta reivindicamos el interés activo en la zona visitada, llegando a conocer a sus habitantes, paisaje, cultura e historia.
Frente a viajes maratonianos a puntos exóticos del planeta donde eres estabulado en un paraíso perdido y siempre controlado para que el entorno no té “choque” demasiado reivindicamos el viaje por nuestra patria, Europa, y no solo a sus capitales turísticas sino a sus pueblos, regiones, gentes que nos lleven a conocer nuestras raíces y nuestro destino común.
Y así podríamos seguir con otros diversos sistemas de viaje con los que en la actualidad el sistema controla nuestro ocio para dejarnos al finalizar el viaje espiritualmente estériles y el bolsillo vacío.
Busquemos pues otro tipo de viaje, aquel que revele aspectos desconocidos de nuestro carácter, nuestro coraje, nuestra perseverancia y así ver como nos transformamos, nos fuimos con curiosidad, dudas y temor y volvemos con audacia, valentía y sabiduría.
Quitémonos los residuos de pereza mental que nos ahogan, esforcémonos en enseñarnos a ver y no nos conformemos con solo mirar y así podremos decir que hemos visto más de lo que recordamos y recordamos más de lo que hemos visto.

La vida que no se examina, no vale la pena ser vivida
Platón
Artículo cedido gentilmente por: http://tierraypueblo.blogspot.com/

miércoles, 6 de octubre de 2010

- ALTURAS Y PROFUNDIDAD. Por Gabriele Adinolfi

ALTURAS Y PROFUNDIDAD
Gabriele Adinolfi

Hay otros mundos, pero están en éste.
Ésta es una antigua afirmación de sabiduría que debe ser leída en más de una dimensión.
En esta ocasión quiero leerla por primera vez de forma simple, casi superficial.
Es lo mismo que el viejo aforismo: "Dos hombres miran a través de los mismos barrotes de una celda, uno sólo ve el barro, el otro las estrellas."
Esto significa que siempre se puede vivir con nuestros contemporáneos en el vórtice de sus carreras frenéticas hacia ninguna parte, en el rebuzno caótico de los debates televisivos o en talk show cuya temática es la nada, y todo esto mientras la totalidad de las cosas se dirige hacia la degradación: cultural, energética, biológica y espiritual.
¿Una degradación definitiva? Lo dudo. Las fuerzas humanas están dominadas por fuerzas también humanas. Todo aquello que debe ser – aparentemente en el bien y aparentemente en el mal - será.
No debemos angustiarnos nunca porque es estúpido y demasiado egocéntrico. Mi maestro, - recuerda Battiato - me enseñó lo difícil que es encontrar la salida del sol en el ocaso.
Sin embargo, éste es el sentido último y al mismo tiempo el primero de un desafío, tanto a nivel personal, como existencial, comunitario, y de civilización.
El amanecer es fresco, ligero, agradable y aporta en sí mismo la vida y el conocimiento, pero lo hace como una bailarina descarada e insolente, tal cual la intuyó el gran Federico.
Bien mirado se trata de escuadrismo, arditismo, futurismo.

Cuestiones de la aurora
Quien es capaz de llevar en sí mismo la aurora, hasta fundirse con el alba, también es capaz de actuar, de concretizar, de incidir en cualquier momento del día o de la noche.
Puede asumir lo aparente como esquizofrenia existencial que lo mantiene al mismo tiempo interior y exterior en las confrontaciones de la dinámica que observa y en las que está implicado. Puede vivir y vive con ese irónico distanciamiento metafísico que transforma la realidad: en el arte, la pasión, la tragedia y la poesía.
Así puede jugar con las cosas serias y, sobre todo, no tomar en serio las cosas graves.
Por lo tanto, puede - como Sorpasso Neuronico - vivir la política de corsario, no en busca de un traje de marinero que le haga sentir seguro, y poder tratar frente a nobles y villanos, con la conciencia de lf el personaje de Kipling.
Así puede hacer revolución cultural y acción social, como Casa Pound, combatir el mundialismo como Popoli (con el apoyo que no podemos olvidar, de Uomo Libero y de Casa Pound).
Así, puede crear un mundo paralelo sin distanciarse por esto, pero sin dejarse llevar, sin quedar atrapados por el frenesí de la representatividad que ha engañado y enfangado todos los extremos de esta época histórica.
Para muchos, todavía demasiado condicionados por los reflejos cotidianos, el alcance de este modus vivendi y su considerable inducido todavía no está completamente claro.
Y no me refiero sólo a aquellos que de una u otra forma no tienen la fortuna o el temperamento para compartir esto, sino también a muchos que lo viven desde el interior y desde luego no han completado aquella transformación del carácter y la mente que es necesaria y que, algunas veces aunque sólo instintivamente, preside esta dinámica artística, no-conforme y corsaria.

La Muvra y las cumbres
Entre los frutos de esta mentalidad y del encuentro con la gente de cierto temperamento tengo que reconocer con gran placer a la Muvra. El grupo excursionista nacido en Casa Pound, pero abierto a quienes deseen participar, lo que realmente sucede como he visto con satisfacción.
La Muvra - nombre corso del muflón - va a la montaña.
Durante décadas y décadas en nuestro ambiente he escuchado a menudo acerca de la importancia de ir a las montañas y ciertamente yo he conocido a hombres de las cumbres , como Maurizio Murelli y Peppe Dimitri.
Pero también conocí a muchos que entienden la montaña como una forma de distanciamiento snob para mirar el mundo desde lo alto. He conocido a fanáticos de sí mismos y de su rendimiento deportivo. He conocido a refractarios pura y simplemente de la vida cotidiana.
Yo que no soy alpinista pero que sin embargo amo la montaña, no es que sea precisamente entusiasta cuando se forman grupos más o menos comunitarios, normalmente cerrados, que van a la ascensión llevando a menudo a las cumbres, no su alma, sino el demonio de la gravedad que nunca han vencido.

Sobre el Gran Sasso y desde el Gran Sasso
El primer fin de semana de octubre la Muvra, que tiene poco más de un año de edad y un currículum impresionante de actividades montañeras, me invitó a su primer encuentro nacional. El sábado tuve que hablar sobre el alma del alpinismo junto a una guía de montaña del CAI (club alpino italiano).
Conociendo y admirando a algunos de los organizadores di mi consentimiento.
Puesto que no me gusta hacer el Toni Negri de la situación que habla con grandilocuencia como un profesor del proletariado, quise por ello participar primero en las actividades.
Así he podido disfrutar del clima cálido, alegre, no snob y absolutamente tranquilo que acontece en la Muvra y darme cuenta de que ya representa, en sí mismo, una obra de arte, el resultado de una re-volutio.
Sería suficiente su propia existencia - como ahora - para significar una acción organizativa y política. Porque quien sale con la Muvra avanza por senderos interiores pero desciende de vivac en vivac para llevar el conocimiento de las alturas. Quien sale con la Muvra no escapa de lo cotidiano, sino que se fortalece porque hace política, hace acción social y simplemente la eleva.
La eleva con ánimo ligero y con la sonrisa irreverente y metafísica de los que viven de verdad.
Yo creo en los símbolos, a condición de que se manifiesten solos.
El sábado por la mañana fuimos a Campo Imperatore, donde se puede visitar el apartamento donde Mussolini fue mantenido cautivo, y de allí directamente hasta la cumbre del Corno Grande.
La radiante ascensión fue realizada por 24 personas. 24 personas y un perrito.
Para cualquiera que tenga un conocimiento básico del simbolismo germánico (24 es el número de la perfección rúnica) o en la cultura hindú (el espíritu que acompaña a las cumbres se disfraza de perro) puede comprender que se trataba de un gran augurio.
Pero no voy a divagar, porque de todo se trata menos de divagaciones, en cualquier caso de la búsqueda de un centro. Me remito al espíritu de la Muvra , algo extraordinario que espero sinceramente que cualquier persona sana pueda conocer.
No es difícil, es suficiente querer.

Artículo publicado en http://www.noreporter.org/, traducido y cedido gentilmente por http://areaidentitaria.blogspot.com/

domingo, 3 de octubre de 2010

- MORIR COMO BOBOS. Por Arturo Pérez Reverte

Anda tú. Ahora resulta que, en eso que se ha dado por llamar deportes de riesgo, a la gente que los practica le molesta morirse de vez en cuando. Pretenden tirarse por un barranco, o ir al Polo Norte, o hacer el pino en el asiento de una moto a doscientos por hora, y luego, pasado el subidón de adrenalina, contárselo a los amiguetes, tan campantes, y aquí no ha pasado nada. Luego, cuando por casualidad sale su número, ponen mala cara. No fastidies, hombre, dicen. Que esto es un deporte de alto riesgo, pero un deporte. Que para eso me visto de lycra y uso cuerdas con naylon poliesterilizado, y llevo chichonera de PVC y chaleco antibalas, y además me grabo en vídeo. Los fulanos y fulanas que practican el asunto quieren aventuras espantosas pero que transcurran, ojo, dentro de un orden. Arriesgar la vida con seguridad de que no la van a perder. Que una cosa es ser aventurero, dicen, y otra ser lelo.
Lo que pasa es que no. Que a veces fallan la cuerda o el mosquetón, o por el barranco viene una crecida de agua de la que no avisó Maldonado en el Telediario, o al barril con el que te tiran rodando por el monte se le sale una duela, y entonces vas y te mueres o te quedas tetrapléjico; y pides, si te queda con qué pedirlo, que te devuelvan el dinero. Que por lo general se le pide a una agencia, porque ahora estas capulleces se hacen con agencias y con organizaciones y con presuntos especialistas, que lo mismo te llevan a hacer footing a Kosovo que cobran por colgarte de los huevos en una encina manchega mientras la novia hace fotos. Porque, y ésa es otra, sin fotos no hay aventura que valga. Uno hace eso para contárselo a los amigos y para poner cara de aventurero intrépido mientras les pasa el vídeo y les pone unas cervezas, sintiéndose Indiana Jones.

En otro tiempo había hombres y mujeres que se preparaban a conciencia, años y años, antes de enfrentarse a la aventura con la que soñaban. Viajeros que durante toda una vida estudiaban, investigaban, se aprendían de memoria los mapas del desafío en el que alguna vez se adentrarían. Gente silenciosa que pasaba meses observando la cara norte del pico donde tal vez iba a perder la vida. En todo ese periodo de estudio, de reflexión, de preparación intensa, esa gente tenía tiempo de calcular y asumir los azares y los riesgos, el dolor y la muerte. Eso formaba parte de un todo armónico, valiente, razonable, que iba en el mismo paquete. De algo consustancial al ser humano, que desde que existe memoria ha estado yéndose a la caza de la ballena, como en el primer capítulo de Moby Dick, cuando no tiene dinero en el bolsillo o cuando su corazón es un húmedo y goteante noviembre.

Pero eso era antes. Ahora, cualquier retrasado mental está viendo Expediente X y decide que él también quiere emociones fuertes y adrenalina, y coge un folleto publicitario, y al día siguiente, previo pago de su importe, se encuentra con un arnés oscilando a cinco mil metros de altura, o nadando entre pirañas con una cocacola fría en la mano, sin tener ni remota idea de lo que está haciendo allí. A veces hasta ignora geográficamente en dónde está. Y lo que es peor, sin asumir ni por el forro su propia responsabilidad. Exigiendo por contrato que no le pase nada. Que lo metan y lo saquen intacto de las cataratas del Niágara. Y luego, cuando se rompe la crisma, porque en esos sitios lo normal es romperse la crisma, monta un cirio, o lo montan sus familiares enlutados, argumentando que a él le habían garantizado que hacer tiburoning en los cayos de Florida con un calamar en el culo era como una película de Walt Disney.

Así que por mí, como si se despeñan todos. Prefiero reservar mis lágrimas para otras cosas que merezcan la pena. No para quienes convierten el riesgo en un espectáculo estúpido e irresponsable, olvidando que la vida real no es como las películas de la tele. La vida real es muy perra y mata de verdad; y cuando uno está muerto o tiene la columna vertebral hecha un sonajero, cling, cling, ya no hay modo de darle al mando a distancia y ver qué ponen en otra cadena. Y además, el mundo está lleno de gente que palma cada día en aventuras obligatorias que maldita la gana tienen de protagonizar. Profesionales del riesgo voluntarios o forzosos. Gente que muere entre enfermedades, guerras y barbarie. Mujeres violadas y hombres macheteados como filetes, que con mucho gusto cederían su puesto en el espectáculo a toda esa panda de gilipollas que buscan adrenalina, arriesgando estúpidamente una vida preciosa cuyo manual de uso ignoran.

viernes, 1 de octubre de 2010

- SÍMBOLOS DE LA MONTAÑA


La figura de la montaña es la que mejor evoca el primer sentido de primordialidad, ya que de ella no sólo derivan múltiples aspectos del simbolismo tradicional, sino también diversas e inagotables homologaciones de las cuales, como se sabe, comprenden algunas de las mas conocidas como ser templos, pirámides o palacios y abarcando también, por extensión, aquellos equivalentes contenidos en la significación esencial de cuevas, islas o ciudades sagradas, tanto como de residencias reales, tiendas consagradas o viviendas tradicionales. De este modo, se tornan explicables incontables asimilaciones, aplicaciones o derivaciones, provenientes algunas, de ciertas denominaciones de la montaña sagrada, tales como por ejemplo, la de "Suprema Estaca" (1) o la de "Gran Pilar" y, por las cuales, adquiere la imagen del modelo axial por excelencia.

En casi todas las tradiciones de la humanidad se encuentran similitudes que resumen bajo la figura de la "montaña cósmica" el tradicional esquema de manifestación cuya síntesis geométrica se expresa en la cruz de tres dimensiones. Así, no solamente tenemos a la concepción de "Centro", correspondiendo a las direcciones del espacio que, en la mentalidad simbólica, trazan la difusión plana en sentido horizontal de determinada "región" o "mundo", sino también a la línea principal extendida entre la cima y la base que se identifica con el "Eje del Mundo". De tal modo que, la estaca vertical que horada tanto la cúspide como la base (se relaciona también a las posiciones de cenit y nadir) viene, entre otros sentidos que comentaremos, a representar el acceso entre las diversas regiones ultra-mundanas que velan o simbolizan los distintos estados del ser.

Según René Guénon la noción de "montaña sagrada" se corresponde con un simbolismo estrictamente primordial y consubstancial al estado espiritual de la humanidad en su período originario, es decir, concerniente a una primera fase cíclica o "edad de oro" (2). Por otra parte, la mayoría de las sociedades premodernas han establecido el valor ideográfico de la montaña para representar generalmente al "Centro del mundo" (3) o para localizar particularmente a determinados centros espirituales. Es un símbolo de índole universal que subyace en el contenido de todas las constituciones sagradas y resaltado en las culturas principales del mundo antiguo. Rico en imágenes y con innumerables asociaciones tradicionales se constituye en uno de los principales símbolos de totalidad.

Esto se corrobora, entre tantas asimilaciones, con aquella del "árbol invertido" (cuyas raíces están en el cielo y su fronda en el sector inferior, representando a la multiplicidad de las formas manifestadas), ya que la montaña desde el punto de observación de la cumbre engrosa hacia abajo, siendo la cima el punto mas alto de la tierra y el límite con el cielo; dando no solamente el sentido de centro, sino también el de "raíz", "embrión" o "germen", el origen o punto inicial de nuestro mundo. Precisamente, por su locación celeste, este aspecto es uno de aquellos que no deja de otorgar a la montaña sagrada la idea de inmutabilidad e inmunidad ante cualquier alteración accidental, ya que, desde tal consideración ni siquiera el Diluvio universal es capaz de conmoverla, y puede resurgir para asiento del Arca y para cima ("donde comienza la vida") cual monte de Ararat, tal como lo expresa el relato bíblico del Diluvio (Génesis 8,4) (4). Además, de esta cuestión, derivan todas las prolongaciones inscriptas en el significado original de los ritos de "ascensión" o del simbolismo de "altura" en relación a los mas altos lugares de cada región donde las cumbres son asimiladas como moradas de la divinidad, lo cual no solamente ratifica que dichos "asientos" no pertenecen a la tierra, ya que se refieren al cielo (5), sino que, además no deja de reiterar la confirmación de que tal realidad ontológica sólo puede asumirse desde el punto de vista del "centro" o de cualquiera de las fórmulas del simbolismo tradicional coincidentes con la concepción del Axis Mundi.

Dichas fórmulas del simbolismo pueden adoptar, a modo de soportes, inagotables elementos (como, por ejemplo, pueden ser rocas, árboles o ríos; también, aquello que comprende al teatro atmosférico (6) o a la galería iconográfica (7) de un bestiario sagrado) que se incorporan a la idea de "montaña sagrada" extendida universalmente, y que demuestra que su manifestación en las mas diversas culturas sólo puede obedecer a un común origen primordial. Podríamos añadir que, esta unidad primordial de todos los implicados mencionados, sólo puede ser entendible a la luz del dato tradicional que no se reduce meramente a una figuración abstracta "imitativa" y vulgarmente interpretada como inherente de una "mentalidad primitiva", sino mas bien, a una actitud sintética donde las asociaciones no son abstractivas en el sentido moderno de separateidad (en las que se percibe la mera asociación de distintas "personas"), ya que, de lo que se trata en la mentalidad simbólica tradicional no se origina en la multiplicidad de las formas existentes, sino en el basamento de un modelo deductivo de operaciones analógicas asimiladas en distintos niveles referenciales (para comunicar diversos sentidos superpuestos a las apariencias naturalistas) derivadas desde una unidad axiomática universal.


Sobre el simbolismo "primitivo" y la mentalidad moderna

En tal sentido, y en cuanto a dichas figuraciones abstractas "imitativas" atribuidas a la "mentalidad primitiva", conviene, previamente, aclarar y acentuar que, en la evidencia de los estudios tradicionales es donde se ha demostrado cabalmente una persistencia en la obsesión del evolucionismo decimonónico al tratar a las denominadas "culturas primitivas", por ejemplo, las "amerindias" como a un precario jalón, precedente de la civilización, lo cual no hace mas que concentrar formidables obstáculos en la explicación racional de los elementos diferenciados que hacen a la particular formalidad de cada una de ellas, ya que, las consecuentes fragmentaciones y las divisiones insuperables que surgen a raíz de esto se transforman en un problemático y complejo marco teórico dentro de una variada "sistematología", ya sea denominada bajo los fueros de la antropología, de la etnografía, "americanismo" o arqueología, y cuyos presupuestos, en tanto una óptica metódica exclusiva y erudita, serían desde el punto de vista tradicional de la realidad, de casi imposible solución.

De tal manera que, la negligencia de los datos tradicionales suplantados por el discurso relacional moderno y como expresión de un análisis formal de los relativismos culturales, imposibilitarían vislumbrar al núcleo metafísico que se encuentra en el centro de toda "cultura" particular y que anima lo que puede entenderse como "alma", por así decir, característica y distintiva de cada una de las diversas sociedades tradicionales. Anotemos que, en relación a dicho núcleo metafísico expresado por lo indecible, lo innombrable(8) o por una presencia invisible (que puede estar o no, representada simbólica, ideográfica o iconográficamente), es lo primero que viene a ser ignorado por los análisis formalistas que tienden casi siempre y por lo general, a confundir aquello representado con cualquiera de sus representaciones, y derivando consecuentemente ello, en la subestimación y en las consabidas reducciones respecto de la verdadera mentalidad simbólica aborigen.

Los ejemplos son abrumadores, cualquiera de los inagotables aspectos, en este caso, del acervo indoamericano que consideremos en su originalidad, no solamente se nos revelarían como las señales particulares o las expresiones autóctonas que revisten exteriormente al Principio Absoluto e inmutable que les anima, sino también define la índole tradicional de las sociedades nativas avalando, además, la conformidad del sello particular de los símbolos indígenas con relación a la ciencia de las concordancias universales; precisamente, aquella por la cual es posible aproximar una definición cabal sobre la noción de "simbolismo tradicional", en aquel sentido en que nunca se toman en cuenta a las formas tan sólo en sí mismas, sino en tanto sean receptáculos de dicho Principio.

De este modo, por lo antedicho, es posible vislumbrar eficazmente, no solamente la polivalencia y la necesidad de los diversos niveles de comprensión, sino también, cierto aspecto de profundidad que hay en todo símbolo verdadero y por el cual, adquiere la signatura de "tradicional"; aludiendo o sugiriendo (a las cualificaciones respectivas) que, dicho aspecto, siempre debe superponerse sin conflictos y naturalmente a cualquiera de los significados de las causas segundas o a la impronta singular y autóctona que identifica particularmente a cada pueblo, sociedad o formalidad. En ese sentido de las relaciones aludidas, lo mejor es continuar con el patrón de los ejemplos de analogía como principal operador del simbolismo, pero sin olvidar que, esta misma analogía, comporta varios estadios cuya consideración integral permite vislumbrar componentes de la mayor importancia como pueden ser aquellos que faciliten la toma en cuenta de los casos denominados como de "correspondencia inversa" dentro de la cual, por ejemplo, y en una de sus variantes, no deben confundirse las primarias acciones o imágenes aparentemente devocionales o iconolátricas con su sentido superior que revela, en el primer caso, la asimilación de los grados de identidad en el proceso preiniciático, y en el segundo caso, la aplicación de la doctrina de las causas finales en una intención evidentemente teleológica que no puede ser menos que iconoclasta.


Centro y Eje

En este orden de estimaciones podríamos seguir reflexionando sobre uno de los constitutivos del entorno simbólico aborigen tal y cual es este caso de la montaña, reputada como de gran importancia para la mentalidad tradicional. Especialmente ello, no solamente en su diversidad funcional o ritual, sino también en aquel límite de transposición donde lo formal de dicha figura o complexión pasa a ser considerado como esencial o, si se quiere, como el posible que permite la relevancia de toda forma y transcurso, y en tanto sea esto entendido en el carácter técnico tradicional que expresa la modificación de la imagen o reflejo remitida a su punto real o principio de reflexión (análogo al paso de la sucesión a la permanencia); por lo cual, y hablando con propiedad, mas bien se refiere ello a un estado donde ocurre una transmisión que permite, al menos recordar, esa significativa "transfiguración" iniciática rememorada por todas las tradiciones y que ha sido universalmente expresada en términos geométricos como "el paso de la circunferencia al Centro", ya que, como diría René Guénon: "solamente en el "Centro" se puede realizar "la ruptura de nivel", o el paso entre las diferentes "regiones cósmicas", es decir entre los diferentes estados del ser.

Estas cualidades de "Centro" se pueden corroborar hasta en el mismo término de"montaña" del Latín mons o montis que en Vasco adquiere el nombre de mendi. Igualmente en los dialectos celtas como, por ejemplo, en el Galés mynydd y en el Cornwald meneth o el Breton menez, donde dicha voz guarda curiosas derivaciones y homofonías con las designaciones de los lugares centrales marcados con un pilar, una piedra, un túmulo, un menhir (relacionados, además al símbolo del Omphalos) o un montículo en forma de pirámide cuadrangular. Los cuales, según Guénon, corresponderían a las prefiguraciones del "Centro del Mundo" que deriva, entre otras cosas, en el simbolismo del "medio" (tan caro para los celtas y los chinos) (9) y de las "cinco regiones" delimitadas por los cuatro puntos cardinales y la cima central; constituyéndose así, efectivamente, en imágenes o como equivalentes de la montaña sagrada, símbolo del "Polo" o del "Eje del Mundo".

Viene bien señalar que, estas correspondencias de las cuatro direcciones tienen, por ejemplo, derivados con el mismo significado que los "cuatro maestros" taoistas de las tradiciones chinas, los "cuatro Mahârajas" de la India o los "cuatro sabios" del Tibet, y de aquello referenciado sobre los cuatro pilares en la doctrina correspondiente al esoterismo islámico sobre los awtad (ver nota 1ª, infra.), guardando rigurosas equivalencias con múltiples disposiciones amerindias de las cuales podríamos citar aquellas mas relevantes de los "cuatro ancianos" de las naciones sioux, los regentes de los "cuatro suyos" incaicos (10), los "cuatro bacabes" (11) en las tradiciones mayas o de los oficiales del quincunce en las tradiciones nahuas (12) y que, tomados desde el punto de vista de nuestro mundo, determinan la disposición ritual y simbólica de esas "cinco regiones ", tal y como se ha dado ello en las diversas tradiciones.

La "Montaña Polar"

Por otro lado, son numerosos los relatos tradicionales sobre la montaña blanca, como ser aquellos mas conocidos de celtas (Gwynvryn), hindúes (Merû), griegos (Olimpo), germánicos (Himingbjör), chinos (Kun Lun), persas (Alborj) o árabes (Qaf, el-jebal el abiod) y que asimilan dicha montaña al simbolismo polar (asociado ello en ocasiones a determinadas "islas" con especiales características) coincidiendo en general (con algunos diferentes matices) no solamente en localizarla en medio del mar, sino también en identificarla simbólicamente con el paraíso terrestre, ya que, se dice, "no puede ser sumergida por ningún diluvio".

En tal sentido, es notable la correspondencia con las narraciones amerindias, ya que la formación estable del cosmos es generalmente representada en las tradiciones preamericanas por la relumbrante aparición de una primera "Montaña sagrada" que surge del "Océano Primordial" ("Entonces salieron del agua las montañas/ Al instante salieron las grandes montañas", "Popol Vuh"), ejecutándose así, la fundación de nuestro mundo.

Esta combinación arquetípica entre el agua y la montaña ha tenido diversas equivalencias, como ser resumida, en las tradiciones nahuas y mixtecas, por medio del vocablo compuesto Altepetl (13); ha tenido, además, singulares aplicaciones entre muchos pueblos del área, como pueden ser los totonacas o los tepehuas (esto puede constatarse hasta en el mismo gentilicio de esta última nación). Igualmente surgen otras inagotables asimilaciones tal como el Ndathö, la "Montaña Mayor" de los otomíes, y en cuyo pie se situa el Dängu, "La Gran Cueva" lacustre o el "Templo de la Montaña".

A este respecto pertenecen las analogías que se verifican tanto entre olmecas, toltecas, mayas o mexicas en aquellas menciones tales como "Colina Primordial", "Primera Montaña Verdadera", "Cerro hendido" o "Montaña de los Mantenimientos" que se remiten al mismo significado esencial generalmente representado (bajo símiles de la "montaña sagrada" que emerge del mar primordial) en los diversos templos piramidales, como ser (por citar los ejemplos mas conocidos), la pirámide central de La Venta, el Templo de la Serpiente Emplumada en la ciudadela de Teotihuacán, el Templo de las Inscripciones en Palenque o el Templo Mayor de Technotitlán (14).

No estaría demás el ratificar que, los datos tradicionales concurrentes a dicho simbolismo, atribuyen a la cima de la "montaña sagrada" el centro de convergencia entre el cielo y la tierra por el cual pasa el "Eje del Mundo" enhebrando los tres niveles y erigiéndose en un foco de reflexión o punto de intersección de la cruz de tres dimensiones (ver nota anterior), cuyas aplicaciones, al menos visual y funcionalmente, y tal como se expresa en dialecto maya donde dicha montaña es denominada como Yax- Hal Witz (15) evocando una idea original basada en la fijación simbólica a la estrella polar (16).

Asimismo, la "Montaña Primordial" no solo es la proveedora del "agua de vida", sino también del "alimento sólido" (en el sentido mas completo de la palabra, tanto material como espiritualmente hablando) tal como este simbolismo concierne al Patascoy el gran volcán de los Ingas del sur de Colombia donde aún hoy puede extraerse ceniza sagrada para la elaboración del Mute (17).


Conclusión

Podríamos concluir diciendo que estamos lejos de haber completado este tema verdaderamente inagotable, ya que, los atributos tradicionales de la montaña son innumerables y cada uno de ellos necesitaría de un repertorio de comentarios y precisiones, por lo cual, y debido a la brevedad de nuestro texto nos contentaremos con mencionar algunos de ellos y comentar otros, no sin antes advertir sobre la importancia que tiene su relación simbólica con la caverna (simbolismo ya estudiado por René Guénon) o en aquellas asociaciones con la serpiente, el jaguar y el ave primordial, de los cuales hacemos nuestro comentario en artículos aparte.

Del mismo modo, no dejan de tener importancia ciertas características con las cuales el acervo tradicional suele revestir a la figura de nuestro estudio, tales como las de "montañas que bailan", "montañas que caminan" o "montañas huecas". Igualmente aquellas tan caras al simbolismo que se refieren a las "montañas entrechocantes" o a las "montañas humeantes".

En suma, consignamos, además de lo expuesto, algunos atributos de la montaña dignos de atención (en relación de ciertas aplicaciones que, sin dejar de ser subordinadas se hallan especialmente vinculadas al sentido esencial) como ser aquellos que la señalan como "objeto propio de veneración", o de "adoratorio central" donde convergen las peregrinaciones. Del mismo modo, es el "lugar de los esfuerzos" involucrado al simbolismo ascensional o el "entorno sagrado" en el que se realizan las purificaciones, aspecto intrínseco a toda doctrina sacrificial y ascética. Asimismo, es la "brecha abierta" donde se obtienen las visiones o el "santo altar" donde se ejecutan los rituales para el mantenimiento de la tierra y el equilibrio de los mundos. Por otra parte, con relación a la imagen de la montaña en el acervo indoamericano puede también adquirir connotaciones especiales que, dentro de una visión integral no dejan, sin embargo, de tratar dichos ordenes secundarios a los efectos de lo que decíamos sobre ciertas aplicaciones particulares en correspondencia, por ejemplo, con su altura, forma y contorno, figuras que adquieren en la mentalidad tradicional indígena una inagotable variedad de aspectos analógicos que son autóctonos de cada región y que, no sólo relacionan a las características particulares de las elevaciones, sino también a todo el conjunto de líneas que limitan su figura como ser el territorio y poblaciones que rodean su área de influencia; todo ello determinado y dependiente de ese simbolismo superior que señalábamos como concerniente a la figura de la Cumbre o la "residencia del Sol" (tal como ello también se expresa en el simbolismo andino de las grandes alturas denominado como "los poderes de las montañas" o los Apus), imagen evocadora de ser "el mas visible y elevado de todos los lugares".

Lo mismo en relación a su falda, ladera o valle donde las relaciones no solamente determinan las imágenes de dos constitutivos distintos ordenados jerárquicamente y correspondientes a una "parte alta" (18) y a otra "baja" (19), compuesta esta, a su vez, por las secciones intermedias que igualmente son subdivididas (20), sino también, natural y esquemáticamente, expresa la figura geométrica de un triángulo con su vértice hacia arriba, lo cual vuelve a imponer la preeminencia de la sumidad en otro de sus tantos significados, como el de ser el punto de convergencia o donde concurren a conciliarse (21) todos aquellos elementos aparentemente en oposición o contrarios, representados en este caso, por las primarias vías de ascensión exteriores (correspondientes a la "pendiente" (22) o línea inclinada) e interiores (correspondiente al eje vertical), y de lo cual se trasluce aquella referencia simbólica de que la sumidad como posición virtualmente supracósmica adquiere, entre otras cosas, el atributo de ser "el lugar de unión entre lo individual y lo supraindividual" (23).

Oscar Freire


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Notas

1) Según una descripción simbólica del Corán (equivalente a múltiples versiones tradicionales) la tierra es un plano o llanura cuadrada rodeada de montañas a fin de equilibrarla, y además sustentar el domo del cielo. El mismo Profeta Muhammad refiere en un hadit que cuando Allâh creó la tierra esta comenzó a temblar y a sacudirse rápidamente por lo cual la estabilizó con montañas. Lo que concuerda con: "(y) ha puesto en la tierra macizos montañosos para que no se moviera con vosotros..." (Corán, 16:15). También: "Hemos puesto a la tierra por lecho y a las montañas por estacas?" (Corán, 6:7). Ahora bien, esta definición real y simbólica de la montaña como una "estaca" (awtad) que se eleva al cielo al mismo tiempo que hunde sus raíces profundamente en el suelo ¿no es acaso la descripción cabal sobre una de las figuraciones tradicionales del "Eje del Mundo" ?. Por otro lado, el término awtad se refiere a la doctrina del esoterismo islámico sobre los cuatro pilares o soportes surgidos de los abdal. Según Ibn Arabi, en la cúspide de la pirámide se asientan los cuatro pilares: el Polo (qutb) al que sigue el Imam de la izquierda, luego el Imam de la derecha y termina con el cuarto pilar (watad).

2)"Se dice que el haoma blanco podía únicamente recogerse sobre el Alborj, es decir, sobre la montaña polar, que representa la sede primordial; después fue reemplazado por el ahoma amarillo, del mismo modo que, en la región donde se asentaron los antepasados de los persas, hubo otro Alborj, que era solo una imagen del primero. Mas tarde, este ahoma amarillo se perdió a su vez, y no quedó de él mas que el recuerdo". (Ver artículo "Palabra perdida y nombres sustitutivos"). Señalemos por otro lado, que este mismo simbolismo en el esoterismo islámico se corresponde con la montaña de Qàf , situada en el centro a la vez que en el extremo del mundo, un "lugar" intermedio entre el mundo sublunar y supralunar, como límite entre lo visible e invisible. Su cima es considerada como el domicilio del Simurgh (Soberano de los pájaros) e inaccesible para la humanidad en su condición actual.

3) Sobre este punto, y con algunas reservas de orden explicativo y terminológicoconceptual, remitimos a la documentación de Mircea Eliade, particularmente a su trabajo sobre "El simbolismo del centro".

4) Para dar tan sólo algunos ejemplos de las ideas equivalentes del Diluvio con relación a la montaña podríamos citar el monte Hemavat de la India, el Nisir de Mesopotamia o el Parnaso de Grecia.

5) Recordemos el Olimpo, la residencia de los dioses o el monte Sinaí donde Yahvé desciende y entrega a Moisés las tablas de la ley (Éxodo,19).

6) Como vienen a ser los vientos y las nubes o los truenos, rayos (ver la nota 8) y relámpagos.

7) Mencionamos tan sólo de los mas universalmente representativos del simbolismo animal a las aves, grandes gatos y serpientes

8) Debemos señalar que, en rigor, "lo inconmensurable" o "esencia divina" no se aplica a los objetos externos ni a las ideas que dichos objetos simbolizan que son las que realmente deben encararse. En este caso, por tomar un ejemplo, señalemos el simbolismo del rayo (como todos los asociados) el cual debe comprenderse en el sentido señalado por Ananda K.Coomaraswamy (ver sus diversos estudios como por ej. "El cuerpo sembrado de ojos") integrado a una profundización del simbolismo de la luz respecto de su "poder progenitivo", "de mil ojos", "de mil rayos" y de "mil miembros", doctrina por la cual se explican todas las conexiones tradicionales o la concordancia universal en el sentido aquel que revela la presencia total, permanentemente indivisa pero presente en las formas divididas.

9) Ver por ej."El Rey del Mundo", Cap. IX.

10) Entre los Incas, este esquema tradicional de cuatro suyos se denominaba como Tawuantinsuyo, que rodeaba al Cusco como a su centro y comprendiendo la ciudadela de Sacsahuaman en torno de la Qoricancha, en cuyo altar se observa un dibujo crucífero correspondiente al glifo de la Chakana (o Cruz andina), de donde se establece el eje hacia la cima del Huanacairi, el "Cerro Sagrado", el lugar desde donde Manco Capaj lanzó el "Bastón de Oro" para fundar y establecer el "Ombligo del Mundo" (Qosqo).

11) En los puntos cardinales o esquinas del mundo maya estaban situados los bacabes y eran los que sostenían a este mundo, y cada uno de éstos con sus características propias, :

12) Por ejemplo, además de su significación esencial, las expresiones geométricas del jeroglífico del quincunce ( y tal como se los observa en las figuras cruciales en los diversos códices) se remiten a una extensa variedad de glifos que se forman generalmente por cuatro puntos unificados por un centro (entre las formas de quincunce mas famosas sobresale la llamada "cruz de Quetzalcoatl") y del cual se desprenden innumerables aplicaciones en distinto nivel, tales como algunas de aquellas relacionadas al jade, al simbolismo del corazón, al "Quinto Sol, al signo de Venus, a Xiuhtecutli (llamado indistintamente el "Señor del Año", "ombligo de la tierra" o Señor de la Piedra Preciosa" ), al complejo de las disposiciones rituales en la construcción de templos y pirámides, asentamiento de viviendas, fundación de ciudades y recepción o despedida de temporadas, tanto como al centramiento de milpas.

13) Literalmente "montaña o cerro con agua" que también da el sentido de una cueva llena de agua en el interior de la montaña y de donde deriva el glifo correspondiente.

14) Recordemos que dichos templos reproducen rigurosamente la representación en forma de una cruz de tres dimensiones en cuanto a las seis direcciones opuestas por pares a partir del centro, punto primordial de donde se derivan las seis fases del tiempo y las seis extensiones del espacio cuyo simbolismo es aplicable en los diferentes grados de la concordancia universal.

15) De donde deriva el recurrente glifo "del Cerro" (Witz) utilizado, entre otras cosas, para localizar los centros espirituales.

16) Téngase en cuenta que, mencionamos este punto, aún al margen de las variaciones determinadas por las posiciones zodiacales en lugar de la locación polar propiamente dicha. Referido ello a los cambios del punto de vista de observación, en relación a las modificaciones inherentes a la doctrina tradicional de los ciclos cósmicos.

17) El alimento principal de los ingas.

18) Denominada por la misma tradición andina como Hanan, en relación al simbolismo fundamental de los Incas; como ñu vixi [tierra fría] por los mixtecos del sur de México o como Aya [ordenamiento] por los U'wa de Colombia.

19) Llamada Urin por los andinos; en el caso de los mixtecos como ñu'i'ni [tierra caliente] y Reowa [soplado] entre los U'wa.

20) Obsérvese que estas clasificaciones de "arriba" y "abajo" análogas a las de "caliente" y "frío" derivan en inagotables series de aplicaciones que completan el universo de una mentalidad simbólica, como ser temporadas [sequías y lluvias], alimentos, enfermedades.

21) Este punto mencionado (particularmente relacionado al simbolismo de la montaña, pero que, puede sin embargo, ser aplicable a la generalidad de los estudios tradicionales) conlleva aspectos de indudable valor y ha sido explicativa y especialmente esclarecido a lo largo de incomparables y significativos estudios (por ejemplo, los de René Guénon o Ananda K.Coomaraswamy) y puntualmente quizás, en un par de libros del destacado montañista Marco Pallis (Ver sus obras "El Camino y la Montaña" y "Cumbres y Lamas". donde se refiere específicamente al tema).

22) Este mismo corresponde al simbolismo hindú de la "pendiente" (pravat). Igualmente, es análogo a la "ladera empinada" o la "pendiente purgatorial" de Dante.

23) Para ilustrar este punto podríamos citar, entre tantos ejemplos, una de las concepciones precolombinas. Así, entre los antiguos mayas una de las tantas representaciones del cielo o supramundo (Caan) consistía en una pirámide de seis escalones (equivalente a 12 niveles: seis ascendentes por el Este y seis descendentes por el Oeste). Ahora bien, por encima de ellos hay un séptimo escalón (equivalente al treceavo nivel) ubicado en el cenit, el "Lugar de la Reunión" o la residencia de Hunab 'Ku, "La Presencia invisible" carente de cualquier representación iconográfica y cuyos ritos, desconocidos para los mayas comunes, eran patrimonio de la casta sacerdotal. Conviene añadir que, este esquema se completa en un romboedro con la pirámide escalonada (de nueve niveles) invertida en representación del inframundo, "gran caverna" o "vientre de la madre tierra", cuyo nivel mas bajo (Kibalbá) coincidía con el nadir ("Sol muerto") o la residencia de Ah Puch, el dios de la muerte o "el descarnado".