CITAS Y AFORISMOS
"Es una experiencia verdaderamente fascinante, te olvidas de todo, de todas las preocupaciones, de todos los problemas, toda tu atención se centra en no caerte, es un deporte en el que interviene todo el cuerpo. Produce una enorme sensación de libertad sentirse tan cerca de las rocas, de la naturaleza, de las montañas, cuando alcanzas la cima sientes tal felicidad que quieres volver a experimentar esa sensación lo más a menudo posible".
Leni Riefenstahl

martes, 8 de febrero de 2011

- PRÓLOGO AL LIBRO "MEDITACIONES DE LAS CUMBRES"

Si concebí Eds. Nueva República, en su día, como un pro­yecto colectivo del que sólo era cabeza visible, el «golpe» del pasado 8 de julio ha servido para confirmar de manera feha­ciente que esta idea era acertada.
Ha sido —no lo oculto— un verano difícil. Sin embargo, la comunión existente entre colaboradores, amigos, clientes y quien estos párrafos escribe, ha dado su fruto en forma de alud de solidaridad, que no ha dejado de sorprenderme gratamente. Al menos moralmente, bien podríamos decir que, de todo este embrollo, hemos salido bien parados.

Con las esposas en mis muñecas, sumergido en una situación que por prudencia no me atrevo a calificar, y mientras los Mossos d’Esquadra —la policía autonómica catalana— se llevaban miles y miles de volúmenes en sus furgonetas, rondaban mi ca­beza dos obsesiones: mi familia y la inmediata normalización de la editorial. Para quienes se hayan divertido con mi detención y esperen grandes cosas de mi procesamiento, tan sólo decirles que este cesto está sobrado de mimbres… Podré estar al frente o en la retaguardia, planificando y dirigiendo o pegando sellos de correos, en Cataluña —la meva térra— o fuera de ella, se lla­mará Nueva República u operará bajo otra denominación, pero el horizonte de la editorial —que nadie lo dude— está muy lejos de haberse disuelto como un azucarillo en el café.

El objetivo, pues, durante estas calurosas y atareadas sema­nas no ha sido otro que huir de toda verborrea victimista y re­construir la acción; esto es, volver a lo nuestro, volver a editar. Y lo hemos —digo bien: hemos— conseguido dos meses des­pués, agosto de por medio. ¿Con qué título íbamos a dar ese pa­so? De la media docena de los disponibles para el relanzamien­to, Meditaciones de las cumbres, de Julius Evola, era el más oportuno.

Oportuno, porque no habíamos editado nada hasta aquí de quien, sin duda, consideramos un maitre á penser. Oportuno, porque este título, editado en castellano por vez primera hace la friolera de un cuarto de siglo, hacía demasiados años que se había convertido en un texto inencontrable y, por tanto, inacce­sible para la generación que sigue nuestros pasos. Oportuno, al fin, porque no creemos que haya mejor antídoto contra las difi­cultades y los reveses que ese espíritu de khsatriya que im­pregnó la vida e informa la obra de Evola.

Meditazioni delle vette —su título original en italiano— fue editado por vez primera en 1974 por Ed. del Tridente, de La Spezia, y se trata de una compilación realizada por Renato del Ponte, discípulo y estrechísimo colaborador de Evola. Dicho vo­lumen tuvo reediciones en 1979 y 1986. En 1997 fue reeditado por Sear, de Borzano, y este verano de 2003 apareció la última de la mano casa editora italiana Mediterranee. Para esta reedi­ción en nuestro idioma hemos empleado, con unas correcciones apenas perceptibles, el mismo texto —la impecable traducción de Joaquim Bochaca— que en 1978 vio la luz de la mano de la mítica editora barcelonesa Nuevo Arte Thor; esto es, la basa­da en la primera edición italiana de 1974.

Ante la necesidad de un texto introductorio no tuvimos dudas y nos hemos servido de una soberbia, extensa y densa Introduc­ción a Julius Evola, obra de Philippe Baillet —traductor al francés, entre otros muchos trabajos de Evola, precisamente de Meditaciones de las cumbres—, texto publicado en castellano por la desaparecida Eds. Alternativa, a la que nunca agradece­remos lo suficiente sus ímprobos esfuerzos, en la década de los ochenta, por a dar a conocer al insigne romano en nuestro país, particularmente en los ambientes radical-patrióticos.

Las páginas que siguen no son el fruto de frías especulaciones intelectuales o espirituales. Evola, en efecto, practicó durante las décadas veinte y treinta el alpinismo a un alto nivel. El hecho de que este volumen sea considerado un clásico dentro de la llama­da literatura de montaña, es prueba suficiente de la autoridad del maestro también en este ámbito. Pero, obviamente, no todo que­da aquí: Meditaciones de las cumbres es, por encima de magní­fica literatura de montaña, un excelente antídoto contra, para emplear las mismas palabras que Evola, «los demonios de la metrópoli que petrifican cualquier tipo de vida, ahogan cualquier respiración, y contaminan todas las fuentes». Ni rastro en las pá­ginas que siguen, pues, de ecologismos lavaconciencias, amores a la naturaleza impregnados de banalidad humanista, o aneste­siantes porquerías yanquis tipo New Age. Meditaciones de las cumbres conforma un haz de textos sin concesiones a lo ideoló­gicamente correcto: hiperbóreo, difícil, profundo, duro, con aris­tas y donde la primacía de la acción —en el plano exterior— y la ascensión a la sobrehumanidad —en el plano interior— son más que evidentes, pues no en vano —dirá Evola— «la montaña enseña el silencio, aparta de la cháchara, de las palabras inútiles, de las inútiles y exuberantes efusiones».

Joan Antoni Llopart.

Barcelona, 8 de septiembre de 2003

http://edicionesnuevarepublica.wordpress.com/

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