
La montaña se ve hoy en día como un lugar para pasar un día de comida campestre en un paisaje diferente, sin nada más profundo, o bien puede ser para los escaladores un mero reto comercial, una forma de lograr muchos ocho-miles, o llegar más rápido que otros a las cimas, en esa escalada de competición que se ha hecho famosa por sus beneficios comerciales posteriores.
La montaña ha perdido hoy toda la mística que tuvo y la sensación de contacto estrecho con la Naturaleza y con la “vida” que había tenido en el comportamiento anterior y tradicional.
Evola en su libro Meditaciones en las cumbres nos expone perfectamente como la Montaña es el refugio de uno mismo frente a la disolución en la masa, y a la vez es una zona “limpia” de egoísmos, donde se lucha contra uno mismo, donde el espíritu puede elevarse con la misma montaña hacia lo superior, contra lo utilitarista y lo material.
Por eso los libros de montañismo que saben expresar ese amor a la naturaleza y a la soledad, al encuentro con uno mismo, al dominio del cansancio y el egoísmo cómodo, son lectura siempre nuestra, de los que vivimos una Alternativa al sistema actual.
Se trata de un libro tremendamente ameno, que provoca escalofríos ante el sufrimiento y la dureza de la escalada, y a la vez un libro de hombres distintos, animados no solo por la aventura sino por el Amor y la Naturaleza.
Ediciones Nueva República
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