
El alpinista austriaco, subió a la cara oeste del Cervino el 3 de agosto de 1887 en compaña del inseparable Augusto Lorria que, como él, era extremadamente defensor de la escalada sin un guía, sosteniendo que los peligros objetivos, como la caída de rocas, ¡era parte del juego!
Una teoría que casi pagaron con su vida y que sólo la suerte y el destino les permitió escapar.
En 1887 Eugen Guido Lammer y Augusto Lorria Penhall intentaron escalar la quebrada en el Matterhorn y sufrieron una caida de unos 400 metros sin sufrir lesiones muy graves.
Teórico y pragmático, del extremismo, Eugen Guido Lammer fue entre los montañeros seguidores de Friedrich Nietzsche y ferviente partidario del nacionalsocialismo.
Expuso sus ideas en Jungborn ("Fuente de la Juventud").

No conozco ninguna actividad humana que, en miles de enredos siempre nuevos, convoque la totalidad de las fuerzas corporales y muchas de las intelectuales y espirituales y requiera un esfuerzo mayor que el combate singular con la difícil alta montaña.
En ninguna otra ocasión se agita así el fondo de nuestros sentimientos, se forja y se endurece nuestra voluntad como en esta. No sólo supera a todos los demás deportes y juegos en los que, o bien no hay que emplearse a fondo, o bien el enemigo no es tan digno, en los que sólo son llamados a la guerra determinados grupos de músculos o determinadas fuerzas del espíritu, o sólo del cuerpo, o bien únicamente el espíritu, sino que la marcha en solitario por la montaña ofrece en estos tiempos, un valioso sustituto para el antiguo deporte de los torneos de caballeros o la caza sangrienta.
Eugen GUIDO LAMMER.
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