Muere el francés Maurice Herzog, primer hombre que coronó una montaña de 8.000 metros
Maurice Herzog (Lyon, Francia; 1919) sobrevivió a la montaña y, en otra vida posterior, a la política. La vejez se lo llevó anteayer, a los 93 años de edad, seis décadas después de protagonizar uno de esos raros hitos que hacen que los mortales admiren a sus semejantes. El 3 de junio de 1950, Herzog, en compañía del también alpinista francés Louis Lachenal, holló la cima del Annapurna (8.091 metros), convirtiéndose de paso en el primer ser humano en la cima de una de las 14 montañas de una altura superior a los 8.000 metros. Entonces fue como poner un pie en la Luna, una aventura de una dimensión tan seria y apasionante que zanjó una pugna nacionalista por adjudicarse esa primera. Hubo en su conquista algo de justicia poética: parecía de recibo que un ciudadano del país donde nació el alpinismo conquistase también las alturas desproporcionadas del Himalaya.
Con todo, no fue esta la mayor aportación que realizó Herzog al mundo del alpinismo, sino el relato épico de su expedición y su tragedia personal recogidos en un libro eterno: Annapurna, primer ochomil. Nunca la literatura había contribuido de forma tan directa y radical a la idealización de una actividad muchas veces incomprendida. Dicha obra fue el motor y la fuente de inspiración de casi todas las generaciones inmediatamente posteriores, fascinadas por el realismo, la pasión y los valores invocados por el autor en el relato de una conquista años después teñida de cierta polémica. Herzog y sus compañeros escaparon del Annapurna a golpe de determinación y sufrimiento. No es de extrañar. Hoy esta montaña es famosa porque las estadísticas la señalan como la más mortífera de los ochomiles. Allí, Herzog perdió todos los dedos de pies y manos, cerró para siempre su carrera de alpinista y adquirió una relevancia social de tal calibre que en 1958 el general De Gaulle lo incorporó en su Gobierno en calidad de secretario de Estado de Deportes de Francia, cargo que desempeñó hasta 1965.
Después figuró como diputado durante 17 años y 9 más al frente del Ayuntamiento de Chamonix, al pie del Mont Blanc, donde nació el alpinismo. También en política hizo gala de su tremendo carácter, abiertamente crítico ante cualquier postura que le disgustase.
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