
¿A dónde va la escalada con taladro?
Desnivel: Después de dos años que llevaba abierta la vía Jesús Yarza, ¿por qué ahora haces pública tu queja?
Jesús Vallés: Porque estoy alarmado, igual que algunos escaladores veteranos, porque se está generalizando el taladro por todos los sitios. Me sorprendió ver a unos alpinistas de élite como Callado, Solé y Sánchez escalando con taladro. En vez de llevar la mochila llevan el taladro detrás.
Aparecen también guías de escalada nuevas y no se hace referencia a las vías antiguas que han sido dejadas de lado, obviadas ante las nuevas líneas que se han hecho con taladro indistintamente que sea por arriba o por abajo, da igual cómo.
Por ejemplo:
En Calcena, en Morata, en Riglos... en todas las zonas. Aunque no pueda hacer escalada de dificultad por un accidente que sufrí, ahora hago alpinismo, estoy al día.
Me decidí a mandar una carta por una apertura en el Piton Carré que fue respondida en Desnivel. Lo que quiero es que mi opinión sea una más y abrir un debate: “¿A dónde va la escalada con taladro?. Y de momento me tomo la libertad de pedir al Parque de Ordesa y Monte Perdido que, como medida precautoria, para preservar un patrimonio de rutas de escalada clásica que se abrieron con la óptica de someter el escalador a la morfología de la pared, se haga una moratoria, que se prohíba. Ha habido ya casos flagrantes como la pared de Duascaro, una roca de 300 metros a la entrada del cañón de Ordesa, donde vienen muchos aficionados a la ornitología a ver el quebrantahuesos, ya ha sido escalada con taladro...
La Peña Duascaro ¿no tenía vías antes?
Tenía otras vías, una hecha también de manera ilegal e irrespetuosa con la supervivencia de este ave.
Entonces no es culpa del taladro sino de escalar donde no se debe.
Pero las otras vías se abrieron con métodos clásicos, todavía tiene una lógica. Ahora han abierto por la zona más escarpada donde nadie vería una vía por ahí, excepto una persona que lleve taladro y esté dispuesto a utilizarlo. El taladro derriba todas las barreras, y más si empezamos a equipar desde arriba. El taladro puede usarse con buen sentido, como Solé o Ravier que hacen algún taladro de vez en cuando, pero cualquier escalador mediocre con paciencia y taladro te abre una vía. El taladro es contagioso y quien lo prueba se engancha.
Además de sus críticas públicas por el uso del taladro en la apertura de “Vides a l’ombra” en el Piton Carré, y la reapertura –también con taladro– del Espolón norte del Aspe, Jesús Vallés ya ha tomado otra iniciativa, según nos explica: “Estoy iniciando contactos. Pertenezco a Los Verdes de Aragón y he iniciado contactos con el director del Parque de Ordesa, el alcalde de Fanlo y el alcalde de Gavarnie porque estoy buscando apoyos en los Patronatos, ya que será en una reunión de los Patronatos de los parques donde se tiene que decidir la moratoria del uso del taladro industrial”.
El uso del taladro, nos escribía, “acabará extendiéndose por todas las paredes y macizos. Los taladros industriales, al servicio del “ego” del escalador que desea perpetuarse, “abriendo” sus vías, amenazan todo un patrimonio deportivo, el de 50 años de escalada clásica. A mí, personalmente, me entristece. No concibo el alpinismo sin riesgos, sin compromiso, sin la humildad necesaria para seguir los relieves que me ofrece una pared. A mí no se me pasa por la cabeza el someter a una montaña con la fuerza de la tecnología, necesito poder seguir admirando esas paredes inexpugnables, las que nunca escalaré, donde revolotean las chovas”.
Carta de Jesús Valles al Director del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y los alcaldes de Fanlo y Gavarnie
Asunto: Recomendando la prohibición del uso del taladro industrial para la escalada en el ámbito del Parque Nacional.
El uso del taladro industrial, con batería, permite a los escaladores superar cualquier pared a su libre antojo sin verse condicionados, en absoluto, por la morfología y características de la roca que pretenden escalar ya que merced al taladro industrial, el escalador puede colocar, a discreción, tantos anclajes como le venga en gana.
La primera consecuencia es la pérdida irreparable de todo un patrimonio histórico-deportivo, de rutas e itinerarios, fruto de cincuenta años de pirineísmo, ya que aquellas vías se ceñían, de modo natural, a las líneas y rugosidades de la pared, dando lugar a espléndidos trazados que sometían el valor y la audacia del escalador a la realidad física del terreno elegido.
El escalador, armado de sus clavijas, se enfrentaba a un alto grado de compromiso, a una aventura azarosa, tal vez, en ocasiones a una retirada imposible, arriesgando, voluntariamente su integridad, su propia vida, es cierto, pero los accidentes eran extraordinarios toda vez que aquellas vías eran objeto de una profunda e intensa reflexión, de un minucioso estudio previo, y aquellos escaladores sabían por cierto cubrirse las espaldas, y de este modo, la cordada de Navarro y Rabadá instaló una cuerda fija, en previsión de una retirada después de superar la barrera de techos del Espolón del Gallinero.
La apertura de vías, con el taladro industrial es caótica y caprichosa, además de carecer de límites impuestos por la configuración de los paños de roca. Así se ha “escalado” la pared de Duascaro, invadiendo los predios de nidificación del buitre quebrantahuesos, así se trazan rutas “directas”, en “libre”, cuando no son más que hileras de taladors colocados desde arriba, por lugares lisos e imposibles de escalar con la técnica clásica, y por ello, extraordinariamente valiosos para la preservación del hábitat de las aves. En unos pocos años, las rutas abiertas sin taladro habrán caído en el olvido, confundidas en una maraña de itinerarios puramente “deportivos”, antinaturales, que someten, que violentan la grandeza de las paredes del Valle de Ordesa.
Una reflexión es imprescindible, una moratoria, una prohibición, aunque sea de carácter temporal, se percibe como urgente antes que los taladros invadan todas y cada una de las rocas del parque nacional.
Jesús Vallés
10 de junio de 2009
Jesús Vallés: Porque estoy alarmado, igual que algunos escaladores veteranos, porque se está generalizando el taladro por todos los sitios. Me sorprendió ver a unos alpinistas de élite como Callado, Solé y Sánchez escalando con taladro. En vez de llevar la mochila llevan el taladro detrás.
Aparecen también guías de escalada nuevas y no se hace referencia a las vías antiguas que han sido dejadas de lado, obviadas ante las nuevas líneas que se han hecho con taladro indistintamente que sea por arriba o por abajo, da igual cómo.
Por ejemplo:
En Calcena, en Morata, en Riglos... en todas las zonas. Aunque no pueda hacer escalada de dificultad por un accidente que sufrí, ahora hago alpinismo, estoy al día.
Me decidí a mandar una carta por una apertura en el Piton Carré que fue respondida en Desnivel. Lo que quiero es que mi opinión sea una más y abrir un debate: “¿A dónde va la escalada con taladro?. Y de momento me tomo la libertad de pedir al Parque de Ordesa y Monte Perdido que, como medida precautoria, para preservar un patrimonio de rutas de escalada clásica que se abrieron con la óptica de someter el escalador a la morfología de la pared, se haga una moratoria, que se prohíba. Ha habido ya casos flagrantes como la pared de Duascaro, una roca de 300 metros a la entrada del cañón de Ordesa, donde vienen muchos aficionados a la ornitología a ver el quebrantahuesos, ya ha sido escalada con taladro...
La Peña Duascaro ¿no tenía vías antes?
Tenía otras vías, una hecha también de manera ilegal e irrespetuosa con la supervivencia de este ave.
Entonces no es culpa del taladro sino de escalar donde no se debe.
Pero las otras vías se abrieron con métodos clásicos, todavía tiene una lógica. Ahora han abierto por la zona más escarpada donde nadie vería una vía por ahí, excepto una persona que lleve taladro y esté dispuesto a utilizarlo. El taladro derriba todas las barreras, y más si empezamos a equipar desde arriba. El taladro puede usarse con buen sentido, como Solé o Ravier que hacen algún taladro de vez en cuando, pero cualquier escalador mediocre con paciencia y taladro te abre una vía. El taladro es contagioso y quien lo prueba se engancha.
Además de sus críticas públicas por el uso del taladro en la apertura de “Vides a l’ombra” en el Piton Carré, y la reapertura –también con taladro– del Espolón norte del Aspe, Jesús Vallés ya ha tomado otra iniciativa, según nos explica: “Estoy iniciando contactos. Pertenezco a Los Verdes de Aragón y he iniciado contactos con el director del Parque de Ordesa, el alcalde de Fanlo y el alcalde de Gavarnie porque estoy buscando apoyos en los Patronatos, ya que será en una reunión de los Patronatos de los parques donde se tiene que decidir la moratoria del uso del taladro industrial”.
El uso del taladro, nos escribía, “acabará extendiéndose por todas las paredes y macizos. Los taladros industriales, al servicio del “ego” del escalador que desea perpetuarse, “abriendo” sus vías, amenazan todo un patrimonio deportivo, el de 50 años de escalada clásica. A mí, personalmente, me entristece. No concibo el alpinismo sin riesgos, sin compromiso, sin la humildad necesaria para seguir los relieves que me ofrece una pared. A mí no se me pasa por la cabeza el someter a una montaña con la fuerza de la tecnología, necesito poder seguir admirando esas paredes inexpugnables, las que nunca escalaré, donde revolotean las chovas”.
Carta de Jesús Valles al Director del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y los alcaldes de Fanlo y Gavarnie
Asunto: Recomendando la prohibición del uso del taladro industrial para la escalada en el ámbito del Parque Nacional.
El uso del taladro industrial, con batería, permite a los escaladores superar cualquier pared a su libre antojo sin verse condicionados, en absoluto, por la morfología y características de la roca que pretenden escalar ya que merced al taladro industrial, el escalador puede colocar, a discreción, tantos anclajes como le venga en gana.
La primera consecuencia es la pérdida irreparable de todo un patrimonio histórico-deportivo, de rutas e itinerarios, fruto de cincuenta años de pirineísmo, ya que aquellas vías se ceñían, de modo natural, a las líneas y rugosidades de la pared, dando lugar a espléndidos trazados que sometían el valor y la audacia del escalador a la realidad física del terreno elegido.
El escalador, armado de sus clavijas, se enfrentaba a un alto grado de compromiso, a una aventura azarosa, tal vez, en ocasiones a una retirada imposible, arriesgando, voluntariamente su integridad, su propia vida, es cierto, pero los accidentes eran extraordinarios toda vez que aquellas vías eran objeto de una profunda e intensa reflexión, de un minucioso estudio previo, y aquellos escaladores sabían por cierto cubrirse las espaldas, y de este modo, la cordada de Navarro y Rabadá instaló una cuerda fija, en previsión de una retirada después de superar la barrera de techos del Espolón del Gallinero.
La apertura de vías, con el taladro industrial es caótica y caprichosa, además de carecer de límites impuestos por la configuración de los paños de roca. Así se ha “escalado” la pared de Duascaro, invadiendo los predios de nidificación del buitre quebrantahuesos, así se trazan rutas “directas”, en “libre”, cuando no son más que hileras de taladors colocados desde arriba, por lugares lisos e imposibles de escalar con la técnica clásica, y por ello, extraordinariamente valiosos para la preservación del hábitat de las aves. En unos pocos años, las rutas abiertas sin taladro habrán caído en el olvido, confundidas en una maraña de itinerarios puramente “deportivos”, antinaturales, que someten, que violentan la grandeza de las paredes del Valle de Ordesa.
Una reflexión es imprescindible, una moratoria, una prohibición, aunque sea de carácter temporal, se percibe como urgente antes que los taladros invadan todas y cada una de las rocas del parque nacional.
Jesús Vallés
10 de junio de 2009
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